jueves, 26 de agosto de 2010

La lluvia en mi ventana.

Le tenía fe primero, ya va a parar pensé.
Durante horas observé las gotas caer, calculando la imposibilidad de saber cuantas gotas caerán por minuto sobre la tierra (mojada), como haciendo tiempo.
Tiempo que parecía no tener, a pesar de estar detenido en este tiempo inmóvil y perdido.
Y la desesperación de tomar un paraguas y salir corriendo a buscarla...
Minutos de paciencia, si es que tan breve espera puede considerarse paciente,
de obediencia a la naturaleza, reducido por su fuerza.

Y la desesperacién de tomar un paraguas y salir corriendo a buscarla no se hizo esperar.
Me tomó por sorpresa y no la pude parar.
Al darme cuenta me refugiaba de la lluvia bajo esta tela impermeable. Más y menos gotas, livianas, pesadas, finas, transparentes, no todas llegan a mí, no todas.
Y en el tumulto traslúcido de pequeñas formas, que sonarán a alguna nota al tocar el suelo,
sin querer comprendí por fin lo que pasaba, casi redondo caigo al piso cuadrado,
decido cerrar mi paraguas, sentí mojarse mi cabello y mi frente, sentí que a quien iba a buscar esa tarde, era a mi mismo mirando por la ventana.

Ariel Ribeiro.

3 comentarios:

  1. Tanto tiempo que no me pasaba por tu blog Ariel =) actualicé el mio, lo volví a abrir! jejeje =) un beso!

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  2. Me agradó sentir esa sensación de lluvia goteando entre las líneas que escribiste.

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