jueves, 26 de agosto de 2010

La lluvia en mi ventana.

Le tenía fe primero, ya va a parar pensé.
Durante horas observé las gotas caer, calculando la imposibilidad de saber cuantas gotas caerán por minuto sobre la tierra (mojada), como haciendo tiempo.
Tiempo que parecía no tener, a pesar de estar detenido en este tiempo inmóvil y perdido.
Y la desesperación de tomar un paraguas y salir corriendo a buscarla...
Minutos de paciencia, si es que tan breve espera puede considerarse paciente,
de obediencia a la naturaleza, reducido por su fuerza.

Y la desesperacién de tomar un paraguas y salir corriendo a buscarla no se hizo esperar.
Me tomó por sorpresa y no la pude parar.
Al darme cuenta me refugiaba de la lluvia bajo esta tela impermeable. Más y menos gotas, livianas, pesadas, finas, transparentes, no todas llegan a mí, no todas.
Y en el tumulto traslúcido de pequeñas formas, que sonarán a alguna nota al tocar el suelo,
sin querer comprendí por fin lo que pasaba, casi redondo caigo al piso cuadrado,
decido cerrar mi paraguas, sentí mojarse mi cabello y mi frente, sentí que a quien iba a buscar esa tarde, era a mi mismo mirando por la ventana.

Ariel Ribeiro.

lunes, 5 de julio de 2010

*En mis hojas con tu nombre*

En mis hojas con tu nombre:

Soy un verso, soy montaña, un te quiero y no sé.
Soy pequeño, soy etéreo, soy sublime, indefenso,
susceptible, a tu encanto abrumador..

Soy capaz, me propongo, me sonrojo, voy soñando,
voy durmiendo, me disuelvo despacito en el viento,
con el aire, esperando ser tu invierno.

¿Cuánto falta? ¿Estoy lejos?
Me pregunto mientras observo,
mis hojas con tu nombre escrito,
y de mi pluma se derraman
en sentimientos cien palabras...
Son un verso, son montaña,
son un te quiero y un no sé.

Es tu nombre el que reclama,
de mis labios ser palabra,
tu recuerdo tan presente, ilusiones de mi piel.
Que repasan los encantos, la belleza de tus ojos...
De tus ojos color miel.


Ariel Ribeiro.